Una señora muy sabia siempre decía "pela el ojo a la gallina". Era su manera de decir: ¡cuidadito!

Hoy, voy a parafrasear a aquella señora. Hay que pelar el ojo a la gallina, porque el costo de la vida afecta de tal manera al panameño, que la calidad de vida se ha reducido a su mínima expresión.

Durante esta semana he conversado con amas de casa, con profesionales, con jóvenes en distintos lugares, y el tema de conversación era siempre el mismo: todo está por las nubes.

Me llamó la atención, especialmente, alguien que me dijo que trató de cambiar la leche de su niño por una más barata, y el resultado fue una diarrea de tres días, pese a que se la había recomendado su doctor.

Alguien más me confesó que se ha vuelto una experta comprando los vegetales enlatados más baratos. Los quesos y jamones ya no los escoge por su calidad y sabor, sino por su precio. Ya no le importa si el café es el que más le gusta, simplemente elige la marca más barata.

Otro consultó en la agencia donde compró su auto, y allí le dijeron que no era necesario que usara gasolina de 95 octanos, podía usar la de 91. El cambio no se hizo esperar.

Este medio entrevistó a economistas, quienes sin pensarlo dos veces, recomendaron al ciudadano común eliminar la TV por cable, la internet y los paseos familiares. ¡Qué chiste!

¿Cuánto no hemos luchado muchos de nosotros para llegar a tener un carrito para pasear con la familia? Ahora resulta que habrá que usar el bus y el taxi que subieron sus tarifas, o viajar con el vecino que no tiene por qué esperarnos si salimos más tarde de trabajar.

Y la pregunta del millón es: ¿qué hace el resto de los sectores para ahorrar, incluido el gobierno? Ojalá que no estén "rascando pa' dentro o usando la ley del embudo. ¡Pelen el ojo a la gallina!