Comerciante de fe

Hernán no se apena de haber incursionado en la venta de accesorios religiosos, pues con ese empleo ha podido sacar adelante a su familia. Él reside en Veranillo, en el distrito de San Miguelito.

Con emoción recuerda haber empezado, siendo un adolescente, a vender afuera de la Basílica Don Bosco, con el que considera su padre, Manuel Antonio Migareo; de él aprendió a ganar dinero honradamente.

A diversos pueblos acude este vendedor a promocionar sus artículos religiosos, en fiestas como la del Santo de Esquipulas, Atalaya, Portobelo, el Señor de los Milagros, entre otras que tienen buena aceptación entre los feligreses.

Parte de lo que Vallejos comercializa lo consigue en Colombia y otra parte la fabrica él, y los productos son gustados por la población panameña.

Se pueden encontrar: rosarios, cerámicas de santos, pulseras, collares, incienso, mirra y más productos.

Los precios van de $0.50 hacia adelante, todo depende del tamaño y categoría del implemento.

Un solo hijo varón tiene este personaje, quien lleva igual nombre Hernán Vallejos, de 20 años. Él lo ha logrado forjar con tan noble trabajo y ama a su esposa Vielka Domínguez, que lo apoya en sus decisiones.

Los anhelos de este microempresario se centran en instalar un gran establecimiento comercial para ofrecerle trabajo a más gente y así contribuir con la situación económica del prójimo.

Él considera que hay trabajo en todas partes, solo es cuestión de ingeniárselas y atreverse a emprender un negocio, pero hay satisfacción cuando se hace sin lastimar a nadie.