
Edgardo se crió en el sector de La Paredes, junto a su abuela. Su madre murió hace cinco años.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Edgardo se crió en el sector de La Paredes, junto a su abuela. Su madre murió hace cinco años.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Edgardo se crió en el sector de La Paredes, junto a su abuela. Su madre murió hace cinco años.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La familia no tiene dinero para el sepelio.
La tía dijo que Edgardo era muy enamorador.
Edgardo se crió en el sector de La Paredes, junto a su abuela. Su madre murió hace cinco años.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La familia no tiene dinero para el sepelio.
La tía dijo que Edgardo era muy enamorador.
Edgardo se crió en el sector de La Paredes, junto a su abuela. Su madre murió hace cinco años.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La familia no tiene dinero para el sepelio.
La tía dijo que Edgardo era muy enamorador.
Edgardo se crió en el sector de La Paredes, junto a su abuela. Su madre murió hace cinco años.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La familia no tiene dinero para el sepelio.
La tía dijo que Edgardo era muy enamorador.
Edgardo se crió en el sector de La Paredes, junto a su abuela. Su madre murió hace cinco años.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La familia no tiene dinero para el sepelio.
La tía dijo que Edgardo era muy enamorador.
Todo ocurrió el lunes a eso de las 7:00 p.m. en el sector de La Paredes #1, en la 24 de Diciembre. Edgardo había llegado de dejar unas hojas de vida, cuando lo llamó su amigo Eduardo Jaén, de 21 años, para conversar en la calle. “En ese momento pasó la muchacha a pie y él le dijo un piropo; entonces ella fue a ponerle la queja al esposo”, dijo Judith Bethancourt, tía de la víctima.
El homicida llegó en un carro y le disparó al joven, a pesar de que la dama le decía que no era para que lo matara, sino para que le llamara la atención. Mientras la pareja discutía, Edgardo o “Eri”, como era conocido, se desangraba en la calle. Fueron unos vecinos quienes lo llevaron al Hospital Docente, donde falleció.
Edgardo estaba cesante y sentía la necesidad de un empleo para mantener a una niña de meses y un niño de tres años, quienes viven en Chitré. “Eri era un muchacho que le gustaba el desorden y muy bondadoso, pues mientras conseguía empleo era quien ayudaba a un tío que hace días le amputaron la pierna”, aseguró Judith.