Jagdiel asiste junto a su madre a sus clases. (Foto: ANAYANSI GAMEZ y EVERGTON LEMON /EPASA)
Viola Guevara Gallimore
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Ángeles del hogar. "Qué tengo que hacer para ayudarlo" fue lo primero que dijo la señora Esther Fernández, madre de Guillermo, cuando hace 34 años los doctores le diagnosticaron que su bebé tenía síndrome de Down.
Y aunque en el momento no tenía idea de qué se trataba, su instinto de madre fue salir adelante. En la misma situación estuvo la señora Katiuska Martínez, a quien su segundo hijo Jair, al año de haber nacido comenzó a presentar problemas psicomotores que le impedían hablar y fue "echando para atrás". Seis años después fue diagnosticado como un niño autista.
Ambas madres coincidieron que para la sociedad son un poco más conocidas las discapacidades físicas y sensoriales; mientras que las discapacidades intelectuales como lo son el autismo y el síndrome de Down son de poco conocimiento para muchos, sin saber que la aceptación juega un papel muy importante en el avance de estas personas que forman parte de la sociedad, además de que con mucho apoyo pueden llegar a ser grandes triunfadores.
NO SE DEJO VENCER
Aunque no pudiera hablar, su sola sonrisa demostraba el cariño que hay entre Esther y su hijo Guillermo. La madre explicó que desde el primer momento del diagnóstico Guillermo asistió al Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) para sus terapias físicas y de estimulación precoz, debido a que esta discapacidad se debe a un trastorno genético que produce retraso mental, por lo que las terapias de estimulación son esenciales.
DIFICIL, PERO SALIO ADELANTE
Para la señora Katiuska el hecho de que su hijo naciera y por ciertos meses presentaba rasgos de que todo andaba bien y que de la noche a la mañana de repente dejara de hablar, "fue algo difícil para mí".
El estar con Jair, de 13 años, es algo impredecible, por momentos está calmado, pero de repente se exalta y se pone inquieto. Es como si él viviera un mundo diferente, mientras todos están pendientes de algo, su atención está en otro lado.
Para sus hermanos Aris, y los gemelos Alejandro y Alexander, Jair es quien los une, ya que "cuando nosotros estamos peleando él nos agarra de la mano y nos abraza", confesaron.
FALTA DE ACEPTACION
Aunque ambas madres han utilizado los mejores recursos disponibles, "si la sociedad los aceptara y los integrara de verdad" el avance fuera mejor.