El propio Rey Juan Carlos I entregó el galardón.

El RCD Espanyol explotó al máximo sus virtudes, sacó petróleo del talento de Iván de la Peña, el carisma de Raúl Tamudo y el gol de Luis García para rematar al contragolpe 4-1 al Real Zaragoza, que partía como favorito.

El Espanyol ganó el título con autoridad, gracias a los dos goles de Luis García y uno de Tamudo y Coro, respectivamente, para sumar así su cuarto trofeo de Copa al palmarés del club.

El primer tiempo fue eléctrico. El lógico de una final de Copa. Ni clásicos, ni derbis. La final de Copa es el partido más hermoso del año. Repleto de entusiasmo en la grada, animado en las horas previas por las calles de Madrid. Todo un escaparate para presumir de equipo y de ciudad en un Bernabéu, donde Raúl Tamudo e Iván de la Peña pusieron la diferencia, escoltados por un Luis García encomiable.

El Espanyol respiró enseguida. Al minuto de juego, una falta de libro lanzada por el maestro De la Peña, se estrelló en el larguero y el rechace lo cabeceó Tamudo a la red.

Al Zaragoza le costó llevar la iniciativa. El gol tan madrugador dejó al equipo de Víctor Muñoz repleto de dudas y a partir de ahí no mostraron gran fútbol.

OTRO PREMIO

El Espanyol obtuvo la clasificación matemática para la próxima Copa de la UEFA, competición que disputará por novena vez en su historia.