Cuando Karen se enteró de que otro bebé venía en camino, hizo lo que pudo para ayudar a su hijo de 3 años, Michael, a prepararse para la llegada del nuevo miembro. Supo que sería una niña y, cada día, Michael cantaba a su hermana en la barriga de mamá.

Cuando llegó la hora del parto, surgieron complicaciones. La hermana de Michael nació, pero estaba grave. El especialista dijo a los padres: "Hay muy pocas esperanzas. Estén preparados para lo peor". Michael pidió a sus padres que le permitieran ver a su hermana, "quiero cantarle", dijo. Pero allí, bajo ningún concepto, permitían la entrada a los niños en Cuidados Intensivos.

Karen ignoró la prohibición y llevó a Michael junto a su hermana. Él la miró y empezó a cantar. Con la animosa voz de un niño de tres años, Michael cantó: "Tú eres mi rayo de sol, mi único rayo de sol, tú me haces feliz cuando el cielo está gris...". Instantáneamente, el pulso de la pequeña se serenó y se reguló. Michael siguió cantando. "Nunca sabrás, cariño, cuánto te quiero. Por favor, no te lleves mi rayo de sol...". "La otra noche, cariño, mientras dormía, soñé que te estrechaba en mis brazos..." La pequeña hermana de Michael se relajaba mientras se acogía a un reposo reparador. La cara de la enfermera jefe se llenó de lágrimas. Karen solloza. "Tú eres mi rayo de sol, mi único rayo de sol. Por favor, no te lleves mi rayo de sol." La planificación del funeral se tiró a la basura. ¡Al día siguiente, la pequeña se fue a casa! Fue ¡un milagro de amor divino! ¡Nunca abandones lo que amas! Michael no lo hizo.