Si muchos panameños se las ven duras en sus esfuerzos por salir adelante, aún teniendo los beneficios de todas las oportunidades y derechos que su tierra les da, más difícil aún es para un extranjero. José Regalado conoció esto de primera mano cuando llegó a Panamá como indocumentado, en el año 1991.
Las opciones no eran muchas para una persona en sus condiciones. Sin titubeos, José se dedicó a cortar hierba para "ganarse el pan". Pero esto no duró mucho, pues al ver su empeño y sus capacidades, un conocido lo invitó a trabajar con él, como ayudante de sastre.
José, quien ya tenía nociones de costura, pues sabía hacer pantalones de hombre, aceptó gustoso la invitación. Con el tiempo, logró legalizar su estatus y aprovechó la oportunidad para seguir aprendiendo sobre sastrería; finalmente, se independizó y abrió su propio taller de sastrería, que ahora está ubicado en el Camino Real de Betania, cerca del Gimnasio Yuyín Luzcando.
El trabajo de José es tan bueno, que ha logrado contratos con varios hospitales y compañías del país, para hacer sábanas, batas de hospital y uniformes. Igualmente, se dedica a la confección de ropa a la medida, para mujeres y hombres.
"Con esto he sobrevivido hasta ahora, me ha ido bien y tengo una casa", dijo José, quien considera que sí hay trabajo y hay que buscarlo.
VISIONARIO
José sólo sabía hacer pantalones de hombre, pero aprendió a coser el estilo de ropa que se utiliza en Panamá, para atraer clientes.
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