Hay un dicho que dice que todo lo que sube baja. Y esto lo traigo a colación, porque muchas personas que logran algo en la vida, se les sube la fama a la cabeza y se les olvida poner los pies en el piso y no se dan cuenta de que son parte de la humanidad, sabiendo que ante los ojos de Dios todos somos iguales. Según el escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway: "El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad", lo que significa que esto último, "la humildad", nunca debemos permitir que se acabe porque dejaríamos de ser personas con sabiduría, poder y conocimiento, y en qué quedamos... en nada... Seríamos uno más del montón, que no deja huella en este mundo y mucho menos una sensación agradable en los demás.

Y es que luego de enterarme, a través de fuentes muy fidedignas, algunos desplantes hechos por la última artista que llegó a Panamá a dar un concierto esta semana, quedé decepcionada. El llegar, estacionarse y dejar esperando a personas durante tres horas, luego exigir que nadie la mire a la cara mientras se cumplen los procedimientos de entrada al país, me pareció una acción déspota, inhumana, intransigente y soberbia. Y entonces recordé los inicios de esta cantante, a quien por cierto admiraba mucho hasta enterarme de lo antes mencionado. A mi mente vinieron todos esos momentos en que no muchas personas sabían de sus canciones, otros repudiaban su voz, incluso me comentó una amiga que trabajó cerca de la organización de su penúltimo concierto, que anteriormente al llegar a Panamá, jamás se había comportado de esa manera. Lo que nos puso tristes como fanáticas, ya que gracias a nosotros son lo que son hoy día.

Y esto recae tanto en artistas como profesionales de cualquier rama, es excelente cuando se logra algo, y como dicen en buen panameño, "quedas a otro nivel", pero jamás se olviden de dónde, ni cómo salieron... [email protected]