Esta es la frase que mantiene en la lucha a Martín Villarreal, un humilde trabajador de 39 años que se dedica a la venta de revistas en la Avenida Central, desde hace 11 años, para poder sobrevivir.
Martín es el cuarto de 5 hermanos, pero no tiene el apoyo de ellos. Trabaja independiente y considera que del único que quiere recibir limosnas es de Dios.
Explicó que antes pedía limosnas, mas no le gustaba; sin embargo, esta fase de su vida lo ayudó a reunir dinero para colocar un puesto de revistas con su actual socio. Las revistas, que van desde farándulas, novelas hasta manualidades, oscilan entre uno y dos balboas.
Consideró que las personas son cooperadoras, porque toman en cuenta que está inválido, situación que le resta oportunidades en la vida.
Este simpático señor, residente en Arraiján, se levanta todos los días a las 5:00 a.m. para viajar hasta la ciudad a colocar su puesto. Lo increíble es que su modo de transportarse es una patineta, lo cual hace con mucho sacrificio, ya que su incapacidad física le dificulta hacer uso del transporte colectivo o selectivo.
Comentó que su invalidez no le dejó más opción que dedicarse a la venta informal. Repudió que las personas y el Gobierno no quieran darle trabajo a los impedidos, porque consideran que no podrán desempeñar un buen empleo, cuando la realidad es que son entregados a lo que hacen.
A él le gusta su trabajo, pero quisiera tener otro mejor para pagar su seguro y jubilación.
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