Lo que les traemos son cocoas de las buenas y no una, sino muchas. Les cuento que el pasado domingo viajamos con la Wyznick a Bogotá, Colombia, a los estudios de RTI donde graban las novelas Victoria y La Traición y nos fue súper.

Como todos saben, la Wyznick a la hora de entrevistar se transforma. Esta vez puso a varios artistas a bailar reggaetón, aunque algunos fueron vivos y pidieron otros ritmos. El más cómico de todos fue Andrés Toro, conocido como El Byront, quien bailó todos los ritmos musicales y además salomó, pero la verdad, parecía que estaba ladrando. ¡Lo hacía horrible!

Dejando el baile atrás, les contaremos todo lo que sucede tras los bastidores de las novelas, comenzando con Victoria. Si lo que quieren saber es cómo es en la vida real Victoria Ruffo, les cuento que es una excelente persona y una dama ante todo. Ella jamás perdió la compostura, es más, a varias de sus colegas las vimos llegar sin maquillaje, pero ella siempre estaba regia.

Una de las mejores cocoas de esta novela fue que Geraldine Bazán, la que hace de hija mayor de Victoria, es la novia de Gabriel Soto, un actor que le dicen "El Feo".

La otra cocoíta que les traigo es de Arturo Peniche, a quien Wyznick le estaba haciendo una entrevista y le tocaba filmar una escena. Su productor lo llamó y él se molestó y le dijo: "para qué me manda a dar una entrevista y luego me interrumpen, eso es falta de respeto". ¡Como lo ven, es súper respetuoso!

De la novela que les traemos muchos chismes es de La Traición, pero bueno, no podemos escribir tanto por falta de espacio. Al parecer, en esta novela los artistas no se llevan bien, pues nos enteramos de que Harry Geithner y Mario Cimarro tienen diferencias. Dicen que Mario puso una cláusula de que no quiere cerca a Geithner, quien hace de gay en La Traición.

Cuando hablamos con Harry, no quiso decir nada, sólo alzaba el dedo como quien dice o.k, y decía: "es una excelente persona", pero de una manera muy divertida y cizañera. Pero la verdad, hay gato encerrado y más porque Mario es un actor bastante pedante, el peor que entrevistamos. Bueno, la verdad ni siquiera quiso que lo entrevistáramos, sólo habló y corriendo Wyznick, y primero pidió las preguntas. Lo peor de todo fue lo que le hizo a una colega y a nosotros, pues cuando íbamos a entrar a su camerino nos tiró la puerta. ¡Que feo!