Un niño entró a una tienda junto a su madre, a quien se le notaba la molestia con la persona que estaba del otro lado del teléfono. El pequeño de aproximadamente cuatro años se dirigió directamente hacia la sección de "burundangas", y llevó uno de los tantos paquetitos que habían en el estante hacia la caja en donde se encontraba su madre con otras compras.
A leguas se veía la felicidad del niño, quien estaba a la espera de que su madre pagara lo que él quería, pero, al parecer, lo que le dijeron en el teléfono a la joven quien no pasaba de los 21 años, no le gustó porque empezó a gritar y a refunfuñar con la persona hasta que le cerró el teléfono.
El pequeño, sin saber lo que estaba pasando, la miraba con cara de susto, rostro que se convirtió en tristeza cuando su madre le gritó "ya no te voy a comprar nada, si el cara de ... de tu papá no me va a mandar plata", tomó el paquete y lo tiró en otro estante.
Los presentes quedamos impresionados y conmovidos con la cara de tristeza del pequeño, quien le decía a su progenitora, "pero tú me lo prometiste, mamá", siendo también víctima de los zarandeos y hasta de un "garnatón" de quien le dio la vida.
Curiosamente, una señora con unas cuantas décadas de experiencia sólo reclamaba la falta de paciencia de la joven madre, y hasta manifestó que en muchos hogares estas son las causas de las malas relaciones entre madres e hijos, quienes a raíz de esto, crecen en el maltrato. Lo que sí está claro es que a todo hijo le gusta que su madre lo escuche, ellos no tienen la culpa de los problemas de los grandes.