Una inquietante tregua reinaba ayer en la mayor de las barriadas de Río de Janeiro, un día después que la policía dio muerte a un hombre que identificó como el jefe del narcotráfico en la zona. Las tiendas y algunas escuelas seguían cerradas en la barriada de Rocinha, mientras la mayoría de sus residentes permanecía dentro de sus casas, temerosos del asesinato de Luciano Barbosa da Silva.
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