Esteban no pierde la fe
Esteban pasa mucho trabajo, no toma medicamentos porque, según los médicos, no hay nada que hacer con su enfermedad. (Foto: Alexander Santamaría / EPASA)

Gloria Leiva | DIAaDIA

Esteban Soto era un obrero de la construcción en los años setenta e inicios de los ochenta, pero una enfermedad acabó con sus sueños. Una artritis avanzada lo tiene hoy en día postrado en una silla de ruedas oxidada, que apenas se mueve, pues el tiempo se ha encargado de acabar con el único medio que lo transporta de un lado a otro.

Después de ser un hombre trabajador que luchaba para sacar adelante su hogar, hoy depende de su madre y su sobrino de 12 años, Carlos Iván. Este sobrino, a su corta edad, es quien ayuda a su tío todos los días a darse un baño, ya que con su enfermedad, Esteban Soto no puede valerse por sí mismo.

Hace más de 20 años, le diagnosticaron la artritis y tiene 17 años sin poder caminar.

Actualmente, la enfermedad está muy avanzada y los doctores sólo se limitan a decir que no hay nada que hacer.

Los días no son fáciles para él, en su humilde hogar ubicado en el barrio Jesús de Nazareno en Tortí de Chepo. Esteban diariamente piensa en cómo puede ayudar a su familia.

Y como si fuera poco, la forma en la que vive no es la mejor. Cada noche, tiene que amortiguar su sueño en una tabla de madera que hace el papel de cama; además, vive de las donaciones de las personas. "Todos los meses el padre Pablo nos regala una bolsa de arroz", contó el señor Esteban.

Aunque no tiene hijos, sus sobrinos son quienes le hacen ver la vida con más optimismo y fe.

AYUDA

Aunque el señor Esteban Soto tiene más de 20 años sin trabajar, sólo pide una pensión para poder subsistir.

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