Felipe llegó a creer que todo lo que puede hacer con su vida es por obra y gracia suya. Prácticamente se considera un ciudadano imbatible. En su momento, llegó a pensar que las decisiones que tomaba eran su responsabilidad y que en este mundo no le debía respeto a nadie. Pero su egocentrismo entró en crisis hasta que quedó en aprietos. Fue en ese momento que sintió la necesidad de clamar al Todopoderoso, incluso con la mentalidad de probar suerte para ver si era escuchado. Su vida se vio acorralada.
Para que no te pase a ti, aprende a esperar en Dios, no te apures al tomar decisiones, ellas pueden marcar tu futuro, ya sea para bien o para mal.
Si pones a Dios por delante en cada uno de tus actos, el éxito estará asegurado. El Señor es el dueño de los tiempos y las circunstancias.
Dios nunca se aparta de nosotros, somos nosotros los que nos apartamos de Él, particularmente cuando todo nos sonríe, hay alimento en la casa, y recibimos múltiples reconocimientos y afectos.
Pero Dios siempre esta allí, en las buenas y en las malas. Sin embargo, da la casualidad de que es sólo en las malas y cuando el dolor nos acosa, cuando le tomamos interés al "Rey de Reyes y Señor de Señores".
Recuerda, Dios sigue siendo dueño de las circunstancias, de los tiempos, de nosotros, independientemente de nuestra indiferencia y a veces, hasta de nuestra indolencia.
Dios te dice en este día, ¿Quieres ver mi poder? Busca mi rostro. Es necesario que ores y clames para que no pierdas el rumbo, para que tus sueños no se extravíen.