¡Soy un anarquista! Por lo que no reinaré, ¡y tampoco reinado seré!John Henry Mackay
El hombre primitivo, incapaz de conocerse y de conocer su entorno, creó los mitos para de alguna manera explicarse su existencia en este mundo. Nosotros, los seres humanos del siglo XXI, después de tanto estudio filosófico y científico, ¿podremos escudarnos con la ignorancia y seguir con esa práctica?
Increíblemente, no sólo es posible que nos escondamos detrás de la mitología, sino que ella está en franco crecimiento. ¿Será que en este siglo la magia reemplazará a la ciencia? Bueno, cuando encendemos la televisión, eso pareciera ser así.
Desde la pantalla chica, y desde otros medios de comunicación, emana la concepción de que somos individuos impotentes y atrapados por fuerzas superiores que nos acorralan y nos impiden escapar. ¿Qué podemos hacer ante tanta crisis? Inventarnos cuentos. ¿Será esa la solución?
Estamos faltos de un nuevo concepto de sociedad. Una nueva forma de ver el mundo, que nos permita ser más libres, que nos aleje de la violencia, que nos acerque a la armonía y la paz. Necesitamos que los nuevos capítulos de la historia humana dejen de tener tantas equivocaciones innecesarias. ¿Y cómo se hace eso?
Tal vez, lo primero y esencial, es regresar a una vieja práctica: la de conocerse uno mismo. ¿Puede haber un nosotros sin un yo? ¿Puede haber sociedad sin individuos? ¿Puede haber civilización sin ciudadanos? No lo creo.
¿Por qué tanto mito entre nosotros? Los mitos nos están inundando, simplemente, porque están llenando el vacío del principal conocimiento que hay que buscar, el de nosotros mismos. ¿Tememos conocernos? ¿Descubrir algo que no nos agrade? Pero esconderse detrás de un mito agradable, ¿no es algo así como vivir drogado? ¿Y no dicen que todo abuso de drogas es dañino para la salud?