Al parecer, a Nicole Kidman se le ha convertido en una obsesión eso de la pérdida de peso, y es que a través de estos años y desde su divorcio con Tom Cruise, la hermosa australiana cada vez está más flaca. Es más, hace poco le hicieron unos análisis por miedo a que tuviera osteoporosis de lo flaca que estaba. Cuenta el Daily Mail que esta semana la actriz, que se encuentra en Londres para el estreno de su última película, “The Interpreter”, se sometió a un tratamiento intensivo de belleza previo a la gala. Hasta ahí vamos bien. Sin embargo, además de las tres horas previsibles de tratamiento facial, manicura y pedicura, la bella y etérea Nicole se sometió a una sesión de vendajes con algas para perder unos últimos centímetros a último momento. Y, como si no bastara, se hizo traer unas pesas y unos aparatos de gimnasia a la habitación del hotel para tonificar los músculos antes de salir al ruedo. La rubia, de 37 años, había dicho en su momento que siempre había soñado con tener las curvas de Jennifer López (más precisamente su delantera y su trasero). Este no es el camino, cariño.
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