Pediatría

Intolerancia a la lactosa


Cerrar!

Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, flatulencias, distensión abdominal, diarreas, náuseas o vómitos, posterior a la ingesta de leche.

  • Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, flatulencias, distensión abdominal, diarreas, náuseas o vómitos, posterior a la ingesta de leche.

  • Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, flatulencias, distensión abdominal, diarreas, náuseas o vómitos, posterior a la ingesta de leche.

  • Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, flatulencias, distensión abdominal, diarreas, náuseas o vómitos, posterior a la ingesta de leche.

  • Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, flatulencias, distensión abdominal, diarreas, náuseas o vómitos, posterior a la ingesta de leche.

  • Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, flatulencias, distensión abdominal, diarreas, náuseas o vómitos, posterior a la ingesta de leche.

Dr. Iván Antonio Wilson -

La lactosa es el azúcar que contiene la leche de los mamíferos, incluyendo el ser humano. Es desdoblada a nivel del intestino delgado por acción de una enzima llamada lactasa.

La manifestaciones de la intolerancia a la lactosa se pueden deber al déficit congénito o adquirido de la enzima lactasa; malabsorción de la lactosa; o intolerancia a la lactosa.

La mayoría de los niños produce lactasa al nacer y pueden digerir la lactosa cuando son bebés. La lactosa es el principal azúcar contenido en la leche materna. La actividad de la lactasa puede ir disminuyendo a lo largo de la infancia y la adolescencia en algunos individuos.

Los síntomas se deben a que al haber ausencia de lactasa, la lactosa no es desdoblada en el intestino delgado y pasa al intestino grueso, en donde por acción de las bacterias allí presentes se producen ácidos y gases que se manifiestan como molestos síntomas gastrointestinales.

Síntomas

En bebés pequeños, pueden ser sutiles e incluir los llamados pujos (manifestación de los gases acumulados)

Llanto e irritabilidad posterior a la ingesta de la leche.

El pediatra debe confirmar su sospecha diagnóstica con la utilización de exámenes de heces o de pruebas más específicas, dependiendo del grado de afección del niño(a).