
Sus asados son muy buscados entre los clientes.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Sus asados son muy buscados entre los clientes.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Sus asados son muy buscados entre los clientes.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Es muy curioso en su trabajo.
El pollo y el puerco es lo que más buscan los clientes.
Pasa todo el día entre el humo de los asados.
Lo puedes encontrar en la parrillada de Chivo Chivo.
Sus asados son muy buscados entre los clientes.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Es muy curioso en su trabajo.
El pollo y el puerco es lo que más buscan los clientes.
Pasa todo el día entre el humo de los asados.
Lo puedes encontrar en la parrillada de Chivo Chivo.
Sus asados son muy buscados entre los clientes.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Es muy curioso en su trabajo.
El pollo y el puerco es lo que más buscan los clientes.
Pasa todo el día entre el humo de los asados.
Lo puedes encontrar en la parrillada de Chivo Chivo.
Sus asados son muy buscados entre los clientes.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Es muy curioso en su trabajo.
El pollo y el puerco es lo que más buscan los clientes.
Pasa todo el día entre el humo de los asados.
Lo puedes encontrar en la parrillada de Chivo Chivo.
Sus asados son muy buscados entre los clientes.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Es muy curioso en su trabajo.
El pollo y el puerco es lo que más buscan los clientes.
Pasa todo el día entre el humo de los asados.
Lo puedes encontrar en la parrillada de Chivo Chivo.
El secreto del gusto del puerco, el pollo y los chorizos está en dos personas: la señora Antonia Vargas, que se encarga de darle sabor, y de Ricardo Jaén, quien asa las deliciosas presas.
El señor Ricardo, aunque no es el dueño, es el encargado de que las carnes queden bien asadas.
Él llega a eso de las 12:00 del mediodía al puesto y vende los productos hasta las 8:00 p.m., pero los fines de semana cierran a eso de las 11:00 p.m., porque la demanda es mayor.
El negocio, que lleva solo seis meses, ha llamado la atención de propios y extraños, quienes atraídos por el olor del producto, optan por hacer un pedido que los deja con ganas de más y más.
Aunque el señor Ricardo explicó que sus hijos están grandes y son todos unos profesionales, ha logrado que sean hombres de bien a punto de sacrificios y desvelos.
Además, asegura que la jornada es un tanto exhausta, ya que el hecho de permanecer cerca de la candela y estar pendiente de que la carne tenga la textura deseada, es un trabajo agotador, pero al final, al ver la sonrisa de los clientes, el sacrificio vale la pena.
Jaén es un hombre que a pesar de su edad no se queda quieto porque considera que mientras se pueda trabajar lo hará, pues en la vida hay que trabajar para poder conseguir las cosas que se necesitan para vivir.
Asegura que los jóvenes no pueden decir que en Panamá no hay trabajo, porque en realidad solo hay que buscarlo.