Ella fue tan especial para mí, que hasta podría decir que si no la hubiera conocido mi vida no tendría sentido; fue mi primer amor, el más impactante.

¿Cómo la conocí? Ella es mayor que yo por varios años, vivía en mi casa porque mis padres así lo decidieron. Pensaron que aparte de ser una agradable compañía sería una buena niñera, y no se equivocaron, algunas de mis primeras palabras me las enseñó ella.

Por las noches nos contaba historias fascinantes y toda mi familia estaba pendiente de ella. En algunas ocasiones la miraba a escondidas. Ella influyó mucho en mi forma de ser, de hablar, de vestir y hasta de pensar. Su belleza era misteriosa.

Con el paso del tiempo, su forma de ser fue cambiando, hubo ocasiones en que mi mamá no permitía que terminara de contar sus historias. En casa nadie fumaba, pero ella nos invitaba a hacerlo, así como a probar diferentes vinos y cervezas. Yo nunca le hice caso, pero mi hermano en ocasiones sí siguió sus consejos.

Nos empezó a hablar de sexo de una forma morbosa y sucia. Me entristecía ver que mi papá sabía que nos estaba dando malos ejemplos, pero no le llamaba la atención. Mi mamá se lo hacía ver, pero él se enojaba.

Creía ser de la familia, cuando no lo era. Mi papá se la pasaba hasta altas horas de la noche con ella. Pero un día, conscientes de que debía irse, la despedimos.

Ten mucho cuidado con ella, no porque no puedas verla, sino porque tú debes elegir qué le ves y qué te puede enseñar a ti y a tus hijos. No dejes que te gobierne. Estoy seguro de que ya la has visto en tu propia casa. Se llama "Televisión".