No le gusta estar sentado en su casa. Siempre le ha agradado trabajar para tener algo en el bolsillo y aportar para los gastos de su casa.

A pesar de sus 72 años, Don Lucas Linares Jaramillo tiene ánimos de joven para trabajar. Este humilde señor es un raspadero con más de 15 años de experiencia. "Hasta que Dios me mande a buscar", respondió cuando le preguntamos hasta cuándo pensaba seguir laborando.

A él no le cansa lo que hace, ya está acostumbrado y, además, se entretiene. Su lugar de faena es el corregimiento de Juan Dí­az, los domingos en las afueras de la iglesia católica, donde los feligreses que salen de misa son sus mejores clientes, y de lunes a viernes en las afueras de la escuela Ernesto T. Lefevre. Empieza a trabajar desde las 9: 30 a.m.

Cuenta que antes caminaba vendiendo raspado por Don Bosco, pero por problemas de salud ha decidido no salir de Juan Dí­az, pues, además, le queda cerca de su casa en Ciudad Radial.

Las ventas, en la actualidad, son regulares. Hay veces que vende todo, saca para la comida diaria; en otras ocasiones, pierde hasta la mitad del bloque de hielo.

Cuando era estudiante, limpiaba zapatos los sábados y domingos, también vendí­a periódicos. Vive con su señora y dos hijos que también trabajan.

¿CUANTO?

Por dí­a, procura siempre vender un bloque de hielo.