Agustín Enrique García, enfermo de presión arterial y con constantes dolores de cabeza, ya no sabe qué hacer ante la difícil situación económica por la que atraviesa, pues está desempleado, a pesar de ser miembro fundador del Partido Revolucionario Democrático e hijo de la dirigente Jovina García, asesinada durante la invasión norteamericana.
García laboró durante 25 años como funcionario dentro del gobierno oficialista. En una ocasión, trabajó en el Ministerio de Desarrollo Agropecuario y en el pasado gobierno en el INAFORP.
"Pareciera que yo hubiera participado en la muerte de Jesucristo, porque pareciera que ser hijo de Jovina fuera el delito más grande", acotó.
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