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Páramos para hallar un 'diablo rojo'
Esto es en una parada de Calle 50. Todas las paradas están abarrotadas de usuarios. (Foto: EVERGTON LEMON/ROBERTO BARRIOS /EPASA)

Carolina Sánchez P. | DIAaDIA

Se adueñan de las calles. Eran las 10:30 p.m. del jueves, y en algunas paradas de Calle 50 estaban uno que otro usuario esperando que pasara el bus de la ruta que los transportaría a su casa.

Fue en esta misma vía en donde se evidenció la regata entre dos conductores por ver cuál recogía más rápido a los pasajeros. En ese apuro, las personas que subían tenían que hacerlo con rapidez.

ALTERAN LAS RUTAS

Aquí un bus de la ruta de Vía España -Tocumen, que debía tomar por la Fernández de Córdoba, dobló por la vía Ricardo Miró para llegar a la vía Transístmica en busca de más pasajeros. Mientras, la ruta era ir por la Vía Fernández de Córdoba hasta salir a Plaza Ágora (Transítmica).

Otro cambio de ruta es el que hacen los buses de la 24 de Diciembre, que en vez de entrar por este sector y coger por toda la vía Panamericana, lo que hacen es tomar por Tocumen y doblan a la izquierda para finalizar en la estación de combustible que está frente al Centro Comercial de La Doña.

LLEVAN EL CONTROL

En Calle 50, las personas estaban desesperadas por subir al bus de Santa Librada, por lo que abrieron la puerta de atrás y ni cortos ni perezosos subieron para, por lo menos, garantizar un lugar ya sea sentado o de pie dentro del bus.

Muy cerca y afuera en la parada, un secretario del conductor (pavo) les pedía a gritos a las personas que subieran rápido. El "flash" del fotógrafo lo alertó de que algo extraño pasaba, por lo que de manera desafiante intentó acercarse al vehículo en que iba el equipo periodístico, que se apresuró para no ser reconocido.

En casi todas las paradas había más de diez personas esperando los buses, luego de horas de trabajo. Uno de los usuarios comentó que hay veces que los buses demoran y, para colmo, les cobran el doble y si les da la gana los dejan a donde se les antoje.

EXPERIENCIA

DIAaDIA quiso experimentar la odisea a la que se enfrentan miles de usuarios, quienes desde que es medianoche tienen que rogar para que un conductor los traslade a sus hogares.

La parada de El Parador, en Pedregal, fue el sitio de espera. Ya a esa hora de la madrugada, por más que este es un país con clima tropical, se sentía frío y el cansancio de un día de trabajo.

Pasaban los minutos y no llegaba un transporte. De repente, apareció un bus de Don Bosco en el que desde lejos el pavo hacía señales de que no iba. De ahí se bajaron más de 20 usuarios, quienes tomaron buses de rutas internas y otros esperaban un bus que los dejara en Tocumen.

Allí, frente a estas personas, estaba pintado un corazón azul, que simbolizaba la muerte de Justino Pino Díaz, de 21 años, quien falleció el 12 de enero de este año.

Después de pasar 20 minutos, por fin llegó un bus de la ruta 24 de Diciembre -Transístmica, que en esa parada quedó lleno. Con suerte se logró el puesto de a dos, en donde está la llanta y el que se utiliza como última opción.

Aquí nuevamente corroboramos que la ruta que se hace en la noche no es la misma del día. Ya las personas que se habían bajado en El Parador habían pagado 50 centavos y ahora deberían pagar 50 centavos más. La mala suerte es que el pavo dio la orden de que el bus no tomaría por El Machetazo y que llegaría a La Doña, lo que representaba para algunos usuarios abordar otro transporte, en este caso selectivo, en el que la carrera mínima está en $1.25.

EL TRATO

Patanerías. Al bajarse todas las personas del bus frente del Centro Comercial La Doña, una dama se quedó dormida, recostada al sillón de adelante, y fue cuando el pavo desde la parte de afuera le sonó la lata del bus para despertarla. Ella reaccionó asustada y se percató de que había llegado a su antepenúltimo destino.

Al hacer cuentas, el panameño humilde que vive en áreas distantes de la ciudad capital gasta en transporte colectivo "diablo rojo", $2.25 solo de regreso a su casa.





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