Leo Messi ayer regaló una obra de arte al fútbol en la victoria del Barcelona ante el Getafe (5-2). Messi calcó un gol, el segundo de su equipo, parecido al que Diego Maradona consiguió con la selección argentina en el Mundial de México 1986, para certificar un triunfo que deja al Barça a las puertas de la final de la Copa del Rey.
En un partido espectacular, que recordó al de las mejores noches coperas, el equipo de Frank Rijkaard encaró el partido muy bien en el primer tiempo (3-0), reaccionó el Getafe espléndidamente con dos goles en dos minutos del segundo tiempo (3-2) y al final, volvió a dejar la eliminatoria muy favorable a sus intereses con dos nuevos goles: de Gudjohnsen y Etoo (5-2).
Messi se transformó en Maradona. Recogió un balón en la línea divisoria. Encaró a Nacho, de quien se deshizo con un túnel; después de un toque sutil, también superó a Paredes, condujo con el balón junto a la bota para eludir a Alexis y adentrarse en el área, donde le esperaba Belenguer, que no pudo frenarlo, ni tampoco el portero Luis, que vio cómo el argentino le regateaba y le batía de un tiro junto a la línea de cal que pasó por encima de Cortés.
Era el 2-0. El gol soñado por muchos y que sólo uno, hasta ayer, Diego Maradona, había conseguido. Deco y Gudjohnsen se llevaron las manos a la cabeza, el Camp Nou se pobló de pañuelos blancos y Messi aún sigue sonriendo.
NO FALTO
El Camp Nou no echó de menos a Ronaldinho, que volvió a descansar por segundo partido, consecutivamente.
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