Niños y niñas, alegría, lágrimas, maestros y padres de familia coreando cada paso de su ganador, esto me convence cada día más de que el deporte es una terapia contra todo mal.

Más de 150 niños estuvieron participando ayer en las Olimpiadas Interparvularias Municipales, que se desarrollaron en la mítica pista del estadio Rommel Fernández Gutiérrez.

Era interesante ver que en cada competencia, sus ojos brillaban pensando en llegar primero, aunque muchos no pudieron y sólo les quedó desahogarse con algunas lágrimas; otros regalaban una gran sonrisa, al saberse el rey de la pista, el más rápido, algo normal en un niño de esta edad. ¿Quién de niño no competía todos los días para ver qué amiguito era más rápido?

Estar en el Rommel con todos esos niños, era como estar en un cuarto cerrado recibiendo inhaloterapia, pero sobraba el ingrediente especial: la alegría.

Alegres por competir, alegres por conocer a otros niños. Verdaderamente, que detrás de cada niño hay un adulto ganador.

GANADORES

Los supremos monarcas de la competencia este año fueron: Parvulario de Pedregal, que ganó la competencia con 33 puntos acumulados; en el segundo puesto, Santa Ana con 32 puntos y en el tercero, Juan Díaz con 28 puntos.