"Yo no vendo mi patria", Mateo Iturralde.
Crecí escuchando la historia de un joven buhonero, estudiante de una escuela nocturna e hijo de inmigrantes, que se lanzó contra una cerca y eso le costó la vida en 1964. Ese muchacho era el hermano menor de mi madre. La fecha: 9 de enero.
Crecí asistiendo cada nueve de enero al cementerio, y en cada uno fui testigo de cada cosa. Muchos discursos y divisiones entre aquéllos que pretenden reivindicar la fecha, hasta cuatro eventos separados y peleados. Mucha manipulación de las madres por parte de políticos de segunda o tercera división, y sólo algunas fotos del dolor, publicadas en un sitio bastante arrinconado de un diario de la localidad. Crecí viendo la fila de autos dirigiéndose a la playa o a la Calzada de Amador, y si no me equivoco, esa área es "visitable" sólo ahora después de los mártires del 64. Incluso, constaté el inicio de maniobras militares conjuntas entre las Fuerzas de Defensa de Panamá y el Ejército de EU.
Así me tocó crecer, ¿cómo me tocará envejecer? ¿Pagando la deuda por la ampliación del Canal? Ese mismo que le costó la vida a mi tío. Cuando el petróleo sube su precio, el alza la pagamos los consumidores de combustibles. Sin embargo, no me queda claro el porqué los usuarios (las grandes navieras), no pagan los costos de las adecuaciones de la ruta canalera. ¿O es que sí lo van a hacer? Alguno podría decir que trasladar los costos mencionados a los usuarios, da pie para que esas megacompañías pidan participación en las ganancias del Canal y también en su administración. Pero, hasta ahora, no recuerdo que las compañías petroleras hayan hecho lo mismo con los consumidores de combustibles. Creo que ese argumento no hace más que dejar en evidencia, una vez más, la doble moral que a diario disloca nuestras vidas.
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