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HISTORIAS
La vía directa

Redacción | DIAaDIA

A veces te cuesta comunicarte con Dios. No te preocupes, no eres el primero al que le cuesta.

A veces queremos buscar palabras rebuscadas, pero Dios ya conoce tus necesidades. No está de más que le hables con sinceridad, como si estuvieras platicando con un amigo.

Deja que Dios entre a tu corazón cada amanecer de tu vida, Él quiere ser tu luz y tu salvación, tu roca firme y tu fortaleza en medio de las vicisitudes y luchas diarias.

No importa lo difícil de la prueba que estés enfrentando en este momento, si oras Dios iluminará tu vida con más luz que las propias estrellas y que el radiante sol. La oración es vida.

No llores, el Señor ha escuchado tu oración y ha enviado su aliento de vida sobre tu vida, Él quiere que sientas su amor en cada latido de tu herido corazón.

Dios te dice en este día que te abandones en sus brazos, que Él es tu lugar de descanso, la fuente de vida que puede saciar todo tu ser, toda tu alma y tu espíritu.

No llores y ora, busca el arrullo divino. Derrama tu alma, no sólo para que Dios te escuche, sino para que tú puedas escuchar a Dios.

La única forma de poner a Dios contra la espada y la pared es orando, Dios no se puede resistir a las dulces palabras de un corazón, triste, humillado y agradecido.

Persevera cada día en oración, ese es el secreto de una vida feliz. La única forma de esperar con paciencia las promesas de Dios es orando.

La oración es como Dios, puedes recurrir a ella en todo momento, su canal nunca está ocupado.

La oración te ayuda a desafiar el peligro y te da valor para enfrentar los momentos de desesperación y tristeza.





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