A punto de caer. El sueño de Alicia Ortega de tener una casa digna para sus hijos se quedará solo en eso, ya que su precaria situación económica no le permite convertirlo en realidad.

A sus 41 abriles, esta humilde mujer siente que los años de matrimonio que vivió al lado de su esposo no le dejaron más nada que maltratos y golpes, por lo que decidió dejarlo hace un año.

El único bien que posee es una casa maltrecha de madera, que lo esperanzador que tiene es el color verde que se utilizó para pintarla.

Al entrar a la residencia, las carencias saltan a la vista. Un frío piso a medio terminar dan la bienvenida a los visitantes, mientras que una cortina separa el cuarto de los niños, que lo único que tiene son dos camas sin sábanas.

Al llegar a un lugar, que parece la cocina, la situación es más crítica, porque no hay alimentos, al punto que no tienen una estufa donde puedan cocinar.

Ni hablar del baño hecho con hojas de zinc en el que hay que tener cuidado a la hora de bañase para no ser visto por uno de los tantos agujeros.

Para rematar, la vivienda está ubicada en una invasión de terreno en Ojo de Agua, por lo que temen que en cualquier momento los vayan a desalojar.

Otro de los dolores de cabeza de Alicia es cuando llega el invierno, porque llueve más dentro de la vivienda que afuera y por eso debe hacer malabares para que no se le moje lo poco que posee.

Aunque parezca una película de terror, es la realidad que a diario vive esta pobre mujer que lo único que desea en este mundo es un mejor mañana para sus hijos.

ESCUELA

Para que los niños pudieran ir a la escuela, un político les donó el uniforme y una mochila con útiles escolares.