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Para nunca olvidar
Agustín Rodríguez y Rodrigo Escobar Tamayo tocando unas de sus décimas en la campiña. (Foto: Cortesía)

Diamar Díaz Nieto | DIAaDIA

Sus voces nos traen recuerdos de la pequeña patria, en las que no se desayunaba con pan de molde, sino con un pedazo de tortilla changa acompañada con quesito blanco y un café endulzado con miel.

Eran épocas en las que a las seis de la tarde todos se recogían y sentados en los taburetes escuchaban en el radio transistor a los cantantes de moda, que eran venerados como estrellas.

Un grupo importante de esos artistas todavía los podemos ver en las tarimas, otros se mantienen en un retiro plácido, y algunos más ya forman parte del rebaño del Buen Pastor.

Esos gigantes de nuestra música autóctona nos llegaron como racimos en diferentes generaciones, y algunos de ellos son: Juan Garrido, Luis del Monte, Pille Collado, Frank Gutiérrez, José del Carmen González, Juan Andrés Castillo, Min Acevedo, Toñito Vargas, Agustín Rodríguez, Moyo Cisneros, Bolívar Barrios, Meche Acevedo, Juanita Ríos, Nilsa Polo, Miguelito Rivera, entre otros

Con sus expresiones nacieron los primeros cantos de protesta y reivindicación, como lo son las décimas 'Esperando la justicia', 'Soy negro y no me da pena' o 'Cuando un niño de hambre llora'.

También exteriorizaron el sentir del hombre interiorano que debe abandonar su "querencia" para trasladarse a la ciudad en canciones como 'Por los campos de mi tierra'. Igualmente plasmaron la doblegación del orgullo del macho que ve perdido su amor en temas como 'Perdón, cariño, perdón'.

Gracias a la tecnología podemos escuchar estas canciones en su esencia original, después de una compilación efectuada por Disco Tamayo, quien recogió estas melodías y otras más en diversos torrentes a través del disco compacto Décimas Panameñas Vol. 1.

En ese CD, se encuentran importantes novedades como el escuchar a 'La comadrita Nilsa Polo', la que tanto leyó nuestros recados interpretando la décima 'Contestación a mi ranchito'. También se puede apreciar la buena ejecución de Juan Andrés Castillo que arranca de la mejorana todas sus cadencias en la 'Danza del diablico sucio'.

Esta producción es una verdadera joya para los coleccionistas que desean conocer un poco más de nuestra identidad, sin necesidad de retoques. Los invitamos a escucharlo.





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