Nuestros pasos y voces hacían eco dentro de la casa de Flor Pérez, ubicada en Burunga, Arraiján.
Aunque se podía decir que estaba casi vacía, dentro de ella había más cosas de las que Flor realmente posee.
La llamada de un vecino preocupado, nos llevó hasta la casa que esta joven habita en compañía de sus cuatro hijos de 15, 9, 3 años y 6 meses. Su situación es deplorable.
Flor es una mujer de 32 años con una hernia en su vientre, que le ha impedido recuperarse totalmente de su reciente embarazo, que fue de alto riesgo por su condición.
Milagrosamente, Nayelyn nació sana y ya tiene 6 meses de vida.
La buena salud de sus hijos debería ser suficiente para una madre, pero éste no es el caso de Flor, quien ante la falta de empleo, no tiene ni para darle de comer a sus hijos.
Cerca del lugar en que conversábamos, estaba uno de sus hijos, el pequeño Antonio, de 3 años. En sus manitos, una mamadera llena de algo que parecía agua sucia, resultó ser crema de plátano. Flor explicó que lucía así, porque en vez de hacerla con leche, la preparó con agua; éste es el desayuno de Antonio.
A pesar del dolor por su hernia, Flor sale a limpiar casas, ganando apenas 8 dólares por semana. Con eso, trata de comprar la leche de la bebé, que cuesta B/. 6.00, arroz y frijoles para ella y sus otros hijos, "y carne y pollo, si alcanza".
La ayuda de Víctor, su vecino, es un gran desahogo, pero mantener a 4 niños con caridad y escasos B/.8.00 por semana, no es nada fácil. El padre de la bebé, cuando se acuerda, le da B/. 5.00 por quincena.
Flor sueña con un trabajo estable y, mientras eso llega, algún tipo de ayuda para la alimentación de sus pequeños.
MEZCLADA
La leche que toma la bebé es Nestógeno, pero para que rinda una semana, Flor la mezcla con maicena.
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