Peligro latente. Aunque los ríos Pacora y Cabra, ubicados en el sector Este, hoy lucen inofensivos, han sido los responsables de la desaparición de humildes caseríos y de la inundación de otros.
El 17 septiembre de 2004 es una fecha que los moradores de los sectores: Arnulfo Arias, Llano de Jesús, Nuevo Ocú, La Mireya y la barriada Prados del Este no olvidarán, porque fue cuando murieron 15 personas producto de las inundaciones.
Las lluvias, la acumulación de basura en su cauce y la forma indiscriminada con que se saca material del río Pacora, se conjugaron para provocar un desastre natural.
Aunque las autoridades desde ese momento no le han quitado el ojo de encima al río Pacora, lo han incluido en la lista de los ríos peligrosos y pronto se instalará un sistema de alerta temprana, similar al del río Cabra, que dará tiempo para avisar a las personas cuando éste aumenta su nivel.
En octubre del año pasado, nuevamente el sector Este experimentó otra inundación, tragedia que compartieron con la provincia de Colón y Coclé, considerada la inundación más grande de los últimos años, porque afectó un tercio del país.
Luego de la reubicación de las familias afectadas hacia el sector de Tanara y Las Garzas, el Ministerio de Vivienda incluirá la reubicación de todas las casas que están en las riberas de estos ríos.
¿La razón? Con el adelanto de la época lluviosa, que se pronostica para esta semana en la provincia de Panamá, el peligro está latente para las familias que aún no han querido salir de las zonas consideradas como inundables.
ZONAS DE RIESGO
El Sistema Nacional de Protección Civil y el Ministerio de Vivienda tienen marcados en sus mapas con puntos rojos, sectores como Las Garzas, La Mireya, 4 de Noviembre, parte de Hugo Spadafora, Nuevo Ocú, Arnulfo Arias No. 1, No. 2 y No. 3, Llano de Jesús, por ser poblaciones que bordean los ríos Pacora y Cabra.
También son áreas críticas, propensas a inundaciones y deslizamientos en Bocas del Toro, Guabito, Changuinola y El Empalme; en Chiriquí, Boquete y Tierras Altas y, en Panamá Este, Pacora, Tocumen y Chepo. Sin dejar por fuera el distrito de San Miguelito, por ser una zona de deslizamientos.
EL CLIMA
Para el primer periodo de lluvias, que abarca mayo, junio y julio, se esperan precipitaciones por encima de lo normal; pero no en los momentos extremos que puedan suceder.
Meteorólogos de Panamá y los países de Centroamérica, se reunieron recientemente en Honduras con el fin de hacer los pronósticos climáticos para los próximos tres meses.
Bertha Olmedo, de Hidrometeorología de ETESA, explicó que la perspectiva del clima sólo determina la cantidad de lluvia que caerá en este periodo y no cómo va a estar distribuida diariamente. Por eso, no se descarta que haya eventos extremos que produzcan inundaciones para estos meses.
Históricamente, las lluvias son más fuertes para el segundo periodo, que incluye agosto, septiembre, octubre y parte de noviembre.
Se espera que se adelante el inicio de la temporada lluviosa en David, Santiago y la provincia de Panamá, durante la última semana de abril. Para Divisa y Antón, que empiece a caer para la segunda semana de mayo y, en Los Santos, en la tercera semana de mayo.
Con respecto a la vertiente del Caribe (Bocas del Toro, Norte de Veraguas y Oeste de Colón), se espera que las lluvias estén dentro del rango de lo normal; es decir, que caiga la cantidad promedio de milímetros de lluvia similar a los valores históricos.
En la vertiente del Pacífico, que las lluvias estén dentro del rango normal con tendencia arriba de lo normal.
¿QUE ESPERAN?
Carlos Cruz, jefe nacional de emergencia encargado del Sistema Nacional de Protección Civil, explicó que hay la combinación de la fuerte temporada lluviosa con una mala práctica de la comunidad de tirar basura en el cauce de los ríos, lo que empeora la situación.
"Independientemente de la temporada lluviosa o seca, nos estamos preparando", comentó. Sin embargo, agosto, septiembre y octubre son los meses más intensos para ellos.
Según Cruz, aunque antes de las lluvias se hace el Tour de la Lluvia para recolectar la basura en las comunidades, cada año es el mismo comportamiento de la población: esperar que les hagan la limpieza de los ríos, en vez de preocuparse por no ensuciar el cauce.
ALBERGUES
Reconoce que, con las últimas inundaciones, es necesario contar con sitios de albergues preestablecidos, pero eso genera algunos costos y tal vez no se han identificado los recursos para mantenerlos, confesó.
La experiencia en Centroamérica es que los albergues temporales se conviertan en permanentes.
Se está preparando, porque sabe que con los cambios del clima mundial pudiera presentarse una inundación igual o peor que la del año pasado, cuando se afectó Colón, Coclé y Panamá.
ESTAN ALLI
Rubiela Pimentel vive a orillas del río Pacora, en el sector de Nuevo Progreso, sabe el peligro al que se exponen y no ha olvidado la tragedia. Cada vez que llueve, crece la incertidumbre de si esta vez todo se lo llevará el río.
Mira, atentamente, cómo corren las tranquilas aguas, junto a sus pequeños Josué, de 7 meses, y Marlenis, de 3 años.
Ella cuenta que en su momento le dieron un lote en Las Garzas; pero eso no es una solución habitacional, porque no contaba con el dinero para construir.
Está dispuesta a salir del área, porque el miedo la invade; quiere un proyecto donde su esposo pueda pagar por una módica suma una casa.
El mismo caso lo comparte su vecina Leticia.
NO SE QUIEREN IR
Kathya Heron, enlace del MIVI para el sector Este, recorre diariamente las zonas declaradas inhabitables, pero se da cuenta de que la gente insiste en vivir en las casas de donde han sacado a las personas.
En estos casos, coordinan con las Corregidurías y los representantes del área para sacar a la gente que se resiste.
La situación se empeora, porque la condición económica de las familias es baja y no tienen cómo pagar una casa, ni se quieren ir para las afueras de la ciudad. Algunos se dedican a la siembra de subsistencia, dijo Heron.
Sabe que las cosas son difíciles cuando, de forma clandestina, sacan material del río Pacora para su venta y lucran sin pagar impuestos, enfatizó la funcionaria.
Por eso, se reunirán con los residentes de la 4 de Noviembre, para formar vecinos vigilantes e impedir que se continúe con esta práctica.
"Una de las alternativas que tendremos que usar, para que la gente no se meta a vivir en las áreas propensas a las inundaciones, es que se pongan letreros que lo prohíban", acotó la funcionaria.
OTROS PREOCUPADOS
Lejos de las riberas de los ríos, los moradores del corregimiento de Santa Ana temen ser afectados por las lluvias, porque los caserones amenazan con irse abajo.
Omar Vásquez, de la Comisión de Vivienda de la Junta Comunal de Santa Ana, dijo que han elaborado un informe que remitieron a las autoridades del MIVI para que sepan el estado crítico de los caserones.
"Ilustramos a la Ministra de Vivienda para que conozca los daños y condiciones estructurales en que están las casas", afirmó.
De los 45 caserones en estado deplorable, se detectaron 8 en estado crítico y que representan un peligro en el corregimiento.
Se esperan lluvias moderadas, pero se desconoce qué impactos causarán en la población.
EN SAN MIGUELITO
Por ser rellenos Tinajitas, Nueva Libia, el Mirador de Torrijos Carter, Villa María, son áreas propensas a deslizamientos.
En las áreas inundables, se quiere crear vecinos vigilantes para que no draguen, indiscriminadamente, los ríos.
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