Vincent Scott. (Foto: Alcides Rodríguez y Vincent Scott / EPASA)
Alonso Solís
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Sus zapatos brillan, su pinta es impecable, su forma de hablar pausada, cual hombre que conoce los caminos de la vida, que el pie desde la infancia sin tregua recorrió.
Y es que Vincent Scott, este señor árbitro, a sus 65 años, ríe, le ríe a la vida, ríe cuando se acuerda de su madre, Helen Rose, que a sus 86 años aún le enseña quién manda a quién. Este es nuestro personaje, nuestro Inmortal de la Pelota, este el diálogo:
¿Cómo inició en el mundo del arbitraje? En 1970 inicié mi carrera como árbitro en el béisbol nacional.
¿Qué recuerda de su primera experiencia en el béisbol? Una de las cosas que siempre recordaré en mi primera temporada es el partido que conduje en el estadio Rico Cedeño entre las provincias de Herrera y Veraguas.
¿Qué hace un buen árbitro? Siempre debemos estudiar. Hay tres cosas fundamentales: la primera, tener una buena actitud positiva. Ahora, hablando técnicamente, tener buen juicio y apreciación son cosas que nacen con la persona. Pero lo que sí se puede enseñar es la mecánica como moverse en el terreno; y por último, conocer los reglamentos, son cosas fundamentales para el éxito.
¿Árbitros de los cuales tuvo una enseñanza? Les puedo mencionar a Rolando Morris (Colón), Guillermo Willy Jaén y el mejor de todos Jimmy Young, a quienes les debo mi profesionalismo.
¿Cómo fue su infancia? Nací en la Zona del Canal, me críe en Colón en la calle 7 y 11. Mi infancia fue feliz, jugando al béisbol con humildad, ante todo, pero todo en familia y armonía.
Estudié en el colegio Abel Bravo, llegué hasta tercer año, ya que por ser el mayor de seis hermanos tenía que ayudar a mi madre. Lo poco que teníamos era por igual, sino había para uno no había para ninguno.
Algo que siempre tengo presente es cuando voy a visitar a mi madre, que se llama Helen Roses, y me porto un poquito mal me dice que ya yo no vivo aquí y me tengo que ir. Siempre fue mano dura.
LA ELEGANCIA
Los árbitros son personas que tienen que cuidar su imagen, pues ellos conducen un deporte de pasiones.