Qué bueno todo. Les cuento que estuvimos en el programa final de Techos de Esperanza y estuvo lleno de emoción, pues en el estudio no faltó quien no llorará. Y no fue para menos, ya que que todas las familias se llevaron sus soñadas casas y hasta más.
Las familias vieron por fin realizado su más anhelado sueño: tener una vivienda propia. Los participantes se hicieron acreedores a más que un techo. Además, se llevaron cuentas de ahorros, cursos del INADEH, becas de escolares, universitarias y hasta una motocicleta.
Las lágrimas se veían reflejadas en los rostros de cada uno de miembros de cada familia.
Según Lorena Castillo, ella aprendió de cada una de las historias y del valor de enfrentar los problemas para salir a adelante. ¡Qué bien!