¡Ay que ver! Muchas veces la gente confunde el ser periodista con relacionista público.

Les decimos esto, porque en esta profesión, muchas son nuestras fuentes e informantes que confunden ambas profesiones.

Por supuesto que nuestro mundo farandulero no escapa de esta realidad, ya que los promotores de artistas o cantantes, como los quieran llamar, piensan que somos el enlace para informar solamente lo lindo de los famosos. El lanzamiento del CD, su último vídeo, su último sencillo, en fin, sus perfectas carreras.

Pero no, están equivocados, nosotros tenemos que ir más allá, para publicar eso que nunca sale.

Y es allí donde el problema empieza. Muchas veces hay que recibir una ola de reclamos.

Sí, los e-mails y las llamadas no se hacen esperar, gracias a Dios que por el teléfono no nos pueden golpear, aunque sólo basta escuchar su tono de voz que va acompañado con amenazas y, por supuesto, gritos. ¡Qué mala costumbre la de muchos de ellos, que confunden nuestra labor con la de los relacionistas públicos!

Basta de esa confusión, nosotros informamos lo bueno, lo malo y lo feo. Esas llamadas no tienen razón de ser, recuerden que el periodismo es diferente y está creciendo. Tienen que aceptar las críticas, tanto positivas como negativas. Asesoren a sus representados para que se comporten como debe ser. Hagan su trabajo, que nosotros hacemos el nuestro.