Impresionante. Quién diría que hace quince años Panu Wala estuvo al borde de la muerte a causa de un cáncer. Afortunadamente, su gran fe en Dios logró salvarlo y hacer de él un hombre nuevo, lleno de vida y con muchas ganas de seguir adelante.

Este hombre oriundo de Kuna Yala, llegó al país hace 20 años sin hablar español, pero poco a poco su perseverancia se hizo más fuerte y por medio de diálogos y conversaciones fue aprendiendo el idioma.

ARTISTA

Es catalogado por muchos como un artista empírico, pues nunca estudió artes plásticas, música y pintura. Considera que fue un don que Dios le dio y que trata de aprovecharlo con mucho cariño.

Cada día en Las Bóvedas, cientos de turistas quedan perplejos cuando lo ven pintar los famosos cartoncillos (plumas pintadas al óleo), detienen su travesía y observan sus obras de arte, y deciden llevarse ese hermoso recuerdo a sus hogares.

Con el pasar del tiempo empezó a dominar el inglés a través de sus charlas con los turistas. Además, domina el idioma francés.

UN BUEN CORAZON

"Dios me ha dado mucho y es bueno retribuir dando a los que necesitan", manifestó Wala, de 47 años, quien da parte de las ganancias de su trabajo a una fundación para niños necesitados.

El humilde padre le enseña a sus pequeños las técnicas para realizar los cartoncillos y las lindas ocarinas. Todo eso sin descuidar los estudios.

UNA BUENA CARA

Siempre está dispuesto a atender con respeto a los turistas. Considera que es bueno tener una excelente conducta, pues sería incorrecto que se llevaran una mala impresión de los panameños, afectando el turismo.

Su gran carisma y entusiasmo lo ha convertido en una persona querida por muchos.