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¡SÍ, ASÍ FUE!
Después no se queje

Didier Hernán Gil | DIAaDIA

Un par de años atrás un colega se acercó para pedirme un favor. Esa vez me dijo: "Oiga, cuando alguien esté vendiendo un pedazo de terreno por allá en su pueblo, me avisa para comprarlo y poner aunque sea una hamaca de un árbol a otro". Aquel periodista añadió que sería bueno, en un futuro decir: "esto es mío".

Y de hecho, confieso que se han presentado las ocasiones de una venta, pero generalmente ya han pasado varios días en que fue ofertado un pedazo de finca.

Conozco del caso de un señor que tenía una gran finca y poco a poco ha ido vendiendo lo que tenía. Tan así es que hoy día solo le queda la casa donde vive. Aunque no es de mi incumbencia, lamentablemente el dinero de esa venta se despilfarra con un grupo de supuestos "amigos". No le queda nada.

Y no me quiero ni imaginar el precio en que vende esos pedazos de tierra, pues de seguro es por una guayaba, ya que debe tener un valor considerable al tener acceso de carretera, la ubicación, entre otros factores.

Recientemente fue la tapa del coco. Me informaron que otra persona vendió un terreno, con acceso de calle asfaltada, un terreno limpio, luminarias cercas, buena ubicación y acceso a una serie de servicios comunales, que para que más dar detalles. No obstante, todas esas ventajas se vendieron a precios irrisorios. ¡Una ganga envidiable!

A veces es la necesidad de la gente, pero en la mayoría de los casos ignorancia de lo que tienen. Vendrá otro que sacará mayor provecho de ese pedacito de oro que tenían y tal vez se lamentarán. Otros ni se darán cuenta de lo que perdieron. Luego se quejan como pasa en Pedasí, donde los propios panameños para saborear un sancocho deben sacar de su bolsillo $4.50. [email protected]





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