Tienen todo el interés de ayudar, pero son escasos los recursos con que cuentan.

A pesar de muchas adversidades, el Centro de Rehabilitación Nueva Vida, en Chilibre, sobrevive y sigue llevando la palabra de Dios, y también forjando a más de 25 internos que tuvieron sus tropiezos en la vida con el alcohol, drogas, y algunos llegaron hasta la cárcel.

Sin embargo, han tomado la iniciativa de dar un cambio en su vida, para contrarrestar el sufrimiento en que se sumergían sus familias.

El comedor de este centro presenta serias dificultades. Tienen un par de estufas obsoletas, a tal punto que han optado por usar leña en vez de gas. En condiciones similares está una refrigeradora, que por sus desperfectos eléctricos han perdido donaciones de comida, ya que no las pueden conservar. Además, los utensilios de cocina son pocos y casi rudimentarios. Pero eso no es todo, en sus dormitorios hay colchones deteriorados y se aspira aumentar la población de internos. A la vez, urgen reparaciones en el sistema de cables eléctricos a lo interno de los dormitorios y en los baños.

Su centro de espiritualidad es casi rudimentario, los internos comentaron que iniciaron sus cultos en una carpa, pero lograron colocarle un techo con pocas bancas. Así se comunican con su Creador y allí comparten toda una vida de sacrificios. Esta misma obra se ha llevado a Darién, pero están desprovistos de personal. Asimismo, en Gonzalillo cuentan con otro centro con una población de siete internos.