¿Cómo ser mujer, madre y profesional? Para responder a las demandas de la vida moderna hay que tener una buena organización y distribución del tiempo. ¿Cómo lograrla? El secreto para responder a las demandas de la vida que conlleva el ser mujer, madre y profesional es una buena organización y distribución del tiempo para poder suplir todas las necesidades.
La primera tarea de una madre que trabaja es elegir con discernimiento quién cuidará a sus hijos. Una vez que decidimos si será una niñera, una abuela o una tía, es importante hablar con esta persona acerca de las rutinas de nuestros hijos, sus horarios y sus costumbres. En segundo lugar, debemos decidir cómo disfrutaremos de nuestros hijos cuando lleguemos a casa. Este punto será diferente de acuerdo a la jornada laboral de la madre. No es lo mismo trabajar medio día que el día completo, pero en cualquiera de los dos casos es aconsejable que la primera media hora o la primera hora en casa se la dediquemos a nuestros hijos. En tercer lugar, es imprescindible organizar sabiamente el resto de las tareas domésticas que se deben realizar. Si no tenemos la ayuda de una empleada, es conveniente estar organizadas en lo que respecta a las comidas y la limpieza. Es importante pedir la colaboración de nuestros maridos como el de toda la familia. Todos deben ayudar a alivianar la pesada carga de acuerdo a sus edades y capacidades. Dedicar tiempo a descansar regularmente: muchas madres piensan que podrán resistir el trabajo doméstico y fuera del hogar sin dedicar tiempo para descansar, hacer una actividad física, charlar con una amiga o cualquier actividad que las nutra a nivel personal. Por esta razón, muchas veces viven tensas, se irritan con más facilidad y tienen menos paciencia con sus hijos. Generalmente, las mujeres dicen que no tienen tiempo, pero no lo tienen quienes no lo han designado. No se trata de descansar por tres horas diarias, sino de tener breves períodos de descanso mientras realizamos las tareas rutinarias. Manejar la culpa: muchas madres se sienten culpables por no pasar más horas junto a sus hijos. Este sentimiento, muchas veces provoca que las madres no le pongan límites a sus hijos, que lleguen a su casa con regalos o que les digan a todo que sí. Ante todo, es conveniente saber que ningún regalo ni ningún permiso va a devolverles, ni a los hijos, ni a las madres el tiempo que no pasaron juntos durante el día. Dedíquele calidad de tiempo a sus hijos, no cantidad.
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