Lo que prometía ser un hogar se ha convertido en un martirio. Esto es lo que le sucede a los moradores del residencial Villa Serena, ubicado en Villa Zaíta, Las Cumbres.

Resulta que la planta de tratamiento no funciona y las aguas servidas, en vez de salir por las tuberías, se desbordan en las calles. Esta situación ha creado charcos por donde es imposible pasar, debido a la fetidez y el riesgo de contraer una infección.

Antonio Rocha, morador del área, tiene un año viviendo en el residencial y comentó que las alcantarillas que están en la segunda calle son las que más se han regado. Allí vive una pareja con un hijo de un año, al que le dio meningitis, y los doctores confirmaron que fue culpa de ese problema.

Por suerte, la infección fue viral y no pasó a mayores, pero si siguen así podría ser peor.

Reveló que un día, saliendo de su vivienda, pisó en un lodazal y la piel se le comenzó a pelar, porque el agua era contaminada.

Hace una semana, uno de los cinco desagües se desbordó por 36 horas y tuvieron que contratar un servicio de plomería privada para arreglarlo. Ese día casi ni pudieron dormir.

Los moradores manifestaron que han hablado con la compañía Inkasa, que son los creadores del proyecto, pero no concretan.

En tanto, Eduardo Batista, ingeniero de la promotora, admitió el problema y explicó que el daño se inició cuando los trabajadores que remueven tierra para el saneamiento de la bahía, rompieron la tubería de la planta del residencial y ésta se tapó.

Destacó que la promotora carga con los gastos para arreglar la planta, pero hace una semana enciaron a un técnico y no pudo laborar porque el área donde está la planta está cercada con candado y ningún morador encontraba la llave.

FAMILIAS

En Villa Serena residen 42 familias, en su mayoría parejas jóvenes con niños pequeños.