El depuesto presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, partió ayer hacia el exilio en Brasil, once días después de comenzar las protestas populares que propiciaron su destitución por el Congreso.
Gutiérrez, destituido el pasado miércoles por el Congreso, pudo salir con su familia sin mayor dificultad y sin que se enterase casi nadie.
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