Usted puede exigir lugares libres de humo. (Foto: Alcides Rodríguez / EPASA)
Yelena Rodríguez
| DIAaDIA
Una enorme puerta se entreabre. Dentro mujeres, hombres -adultos y jóvenes- esperan pacientemente su turno.
La mayoría está allí, porque son víctimas de un enemigo común: el cigarrillo o el tabaco.
En Panamá, durante el año 2007 fallecieron más de 2 mil 500 personas por enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco y el cigarrillo. La cifra es alarmante. Lo que es peor, el país destina más recursos en atención que en prevención.
Actualmente se gastan más de 90 millones de dólares al año para atender a los pacientes.
Sin embargo, en el Instituto Oncológico Nacional (ION), hay pocos especialistas, sólo existen tres máquinas para las radioterapias y, para multiplicar los males, el único CAT con que cuenta el ION está dañado.
Para los afectados, enfrentar cada una de las citas es difícil.
En la sala de quimioterapia, visitada por DIAaDIA, había más de ocho personas recibiendo el tratamiento. La música de un bolero de amor trataba de relajarlas, mientras la enfermera les suministraba los medicamentos, que a cuenta gotas, buscaban mejorar la calidad de vida de estos pacientes con cáncer.
Una gota cae, y otra, y otra. Allí conocí a Iveth. Ese día fue la primera de sus citas para quimioterapia.
"No me quiero morir, tengo miedo", me dijo.
Ella tiene cáncer de pulmón, pero nunca fumó.
Sin embargo, trabajaba en una oficina donde su jefe sí lo hacía. Con esto, ella se convirtió en una fumadora pasiva y ahora, sufre las consecuencias de lo que hoy, al entrar en vigencia la Ley 13 del 28 de enero de 2008, se busca evitar, porque hay que garantizar que tanto en oficinas privadas como públicas, haya ambientes libres de humo, es decir, sin cigarrillo y sin tabaco.
"¿Ahora qué voy a hacer?, ¿qué será de mis hijos?", se preguntaba Iveth.
Ella tiene dos niñas y un varón, que le dan fortalezas para seguir adelante.
Las lágrimas se multiplicaban, mientras a su lado, Noris, quien sobrelleva la enfermedad desde hace un año, le daba ánimo, fuerzas y esperanzas para seguir adelante. Para Noris, esta batalla contra el cigarrillo y el tabaco la podemos ganar.
En otra habitación, en la de radioterapias, a 20 escalones bajo ésta, le decía una madre a su hija que le acompañaba: "Me quiero ir. No aguanto más". El cáncer de pulmón minaba su vida.
La sala estaba repleta. Los especialistas no se daban abasto. Más de 180 pacientes se atienden en esta sección del ION, que es conocida como el búnker.
10%
El doctor Keith Britton, radiooncólogo, se prepara en su cubículo para atender a los 65 pacientes del día. De este porcentaje, un 10% padece cáncer de pulmón, aunque el tabaco y el cigarrillo puede desatar además, otros tipos de cáncer.
Al abrir la puerta de su consultorio, que conecta directamente con la habitación donde están los equipos de radioterapia, resaltan sobre su escritorio los expedientes de los pacientes, identificados con una fotografía. No son documentos cualquiera... son vidas que se extinguen.
En la puerta, justo al cerrarla, todo aquel que sale, además de ser acompañado de las enfermeras y técnicos, son despedidos por una nota tímida, esperanzadora, que fue colocada en la puerta de madera y que dice: Salmo 91: El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. (...) Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. AMÉN.
NO MAS MUERTES
En el 2006 se registraron 259 víctimas por cáncer de pulmón y la cifra va en aumento si no se toman acciones.