Desde Peñita, mucho antes de llegar a Yaviza, hasta Marrangantí son más de tres horas en piragua. Por carretera se llega en menos tiempo. (Foto: HERMES GONZÁLEZ /EPASA)
Odalis Orozco
| Darién , DIAaDIA
Y los árboles, ¿dónde están? Esta será la pregunta que se harán visitantes y residentes de Darién, debido a la deforestación de sus selvas. Las trochas o caminos que servían para el paso de la guerrilla, paramilitares y desplazados se han convertido en carreteras que facilitan el paso de camiones que se llevan el corazón y el pulmón del Darién: sus árboles.
Por si fuera poco, ahora el camino para los insurgentes es más cómodo y. por consiguiente, hay más facilidad para sus actos ilícitos de narcotráfico y secuestros.
MUCHAS PALABRAS, POCOS ACTOS
Cuando se habla de una carretera que comunique a Panamá con Colombia, se dice que es imposible, y se habla de sus consecuencias y efectos. Pero hoy se podría decir que esto es casi una realidad, porque es poco lo que falta para unir ambos países. De donde termina la carretera de tierra en Bajo Chiquito, en la provincia de Darién, el trayecto para llegar a Colombia es de un día o dos caminando.
LA DEVASTACION ES PALPABLE
En el verano, este camino funciona muy bien para los tractores y camiones que transportan los troncos de los árboles desde el interior de la selva. DIAaDIA realizó un recorrido por esta carretera, en la Comarca Emberá. Allí existen puntos donde se ubican campamentos de empresas madereras, en los que se pudo observar gran cantidad árboles cortados y ubicados para ser transportados.
SE HACE CAMINO AL ANDAR...
La carretera comienza del otro lado del río de Puerto Peñita y va hasta Bajo Chiquito, que es el último pueblo panameño en la vertiente del río Tuqueza. Este es uno de los caminos ya habilitados para transportar la madera.
Durante el recorrido de DIAaDIA por el área no se encontró personal de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) que fiscalizara la extracción de esa madera.
Una de las preocupaciones planteadas por los indígenas Emberá es la extracción ilegal de árboles como cocobolo, almendro y bálsamo. No obstante, su cacique general, Betanio Chiquidana, firmó un acuerdo con una empresa maderera a 25 años para la extracción de árboles, según confirmó el presidente regional de la Comarca de Cémaco, Mariano Lano. Los indígenas Emberá puntualizaron que no ven llegar los frutos de este comercio a ellos.
La actividad de tala es intensa, desde el río se puede escuchar el ruido de las sierras a lo lejos. Al acercarse a tierra, en distintos puntos se ven los montones de madera que esperan ser transportados.