Ante la irresponsabilidad de algunos padres, muchos hijos asumen un rol de proveedor. Rod Kelly es un hombre de 43 años, que desde los 15 se dedica a la limpieza de zapatos.
Sin ningún tipo de apoyo, el joven no dudó en buscar un oficio que lo ayudara a sobrevivir y, con el tiempo, ha perfeccionado su técnica al punto que cuenta con muchos clientes fijos y gana hasta B/. 20.00 diarios.
Aunque aún mantiene este oficio, entre los 21 y 35 años Kelly se dedicó a trabajar en el campo, específicamente en Parita, donde ganaba B/. 6.00 diarios cosechando maíz y sorgo. En 1999, regresó a la ciudad y retomó su oficio desde su puestito en Calidonia.
El betún, un viejo suéter y un tinte especial son las herramientas con las que deja lustrosos los zapatos de sus clientes. Muchos de ellos van a diario, mientras que otros lo visitan de domingo en domingo.
La mayoría de sus clientes son hombres y, aunque antes en Calidonia abundaban los llamados "limpiabotas", Kelly es uno de los cuatro que quedan.
Un trabajo de limpieza puede costar entre B/. 0.75 y B/. 1.00, mientras que un tinte especial cuesta de B/. 3.00 a B/. 4.00, dependiendo del color que sea.
Como limpiabotas, Kelly ha logrado mantener a su única hija, por lo que aseguró que aun cuando parezca no haber trabajo, cada persona debe tener el ingenio de buscar una opción de algo a lo que se pueda dedicar.
TRABAJADOR
Kelly, el limpiabotas de Calidonia, está de domingo a domingo en su puesto.
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