En este medio, no sólo se publica el sentir de los adultos, también el de los niños.
Por eso, dentro del marco de la campaña cívica "Rumbo al 3 de mayo", fueron entrevistados 144 niños y adolescentes sobre lo que piensan de las elecciones y los candidatos.
Cuando los reporteros llegaron al periódico luego de entrevistarlos, no salían de su asombro por las respuestas de esta gentecita pequeña, pero sabia.
Ellos sueñan con votar algún día y, por la calidad de las respuestas muy bien estructuradas, con lógica y análisis, se puede deducir que se informan, que han estado pendientes de la campaña política y que no les ha gustado el tono de la propaganda electoral.
Pero más que eso, han dado una lección cívica a más de cuatro panameños que ni siquiera se inmutan en asistir a los puestos de votación. ¡Y eso que sólo se vota cada cinco años!
Eso es censurable, porque depositar un voto para elegir a las autoridades que representarán a cada panameño durante cinco años, no se puede tomar a la ligera. No es una decisión que deben tomar otros. Es una decisión de cada uno, porque cada cual es responsable del rumbo del país. No lo es el presidente, ni los diputados, ni los alcaldes, ni los representantes. Somos todos.
Siempre he sentido una emoción inexplicable cuando deposito mi voto. Para mí es algo tan serio como elegir una casa para vivir, un colegio para los hijos o un esposo para compartir la vida.
Y es que no hay que olvidar que en un lustro se puede ir a pique la economía, se puede dar al traste con el sistema educativo o se pueden perder los valores por un mal gobierno. Y todo eso afecta a lo más sagrado de la sociedad: la familia.
Si queremos dejar una huella en la toma de decisiones, y tener autoridad moral para criticar lo que los elegidos hagan mal, vayamos a votar el 3 de mayo. Ese es un compromiso con la patria y un deber como ciudadanos. Eso sí, hagámoslo en paz y disfrutando sanamente la fiesta electoral, tal como los niños quieren disfrutarla mañana.