Si hay individuos que se someten a ruidos superiores a los 85 decibeles, es probable que poco a poco vayan perdiendo la audición. Por esta razón, es necesario saber a qué intensidad se está exponiendo diariamente, como por ejemplo:
El tráfico: 80 decibeles
Discotecas: Cerca de 120 decibeles
Conciertos de "rock": 140 decibeles
Motos, metro: 88 decibeles
Sierra eléctrica: 110
Avión despegando: 130 decibeles
Tren: 80 decibeles
Bocina de un carro: 120 decibeles
Electrodomésticos: 110 decibeles
Chivas parranderas: Cerca de 115 decibeles
Umbral del dolor: 140 decibeles, es decir, que a tanta exposición al ruido, se llega a un punto en que la intensidad del sonido provoca dolor en el oído.