Casi un imposible. No hay nada más importante para una niña que llegar a la edad de las ilusiones y celebrar ese gran momento con una gran fiesta acompañada de sus familiares y amigos.

Por su condición de pobreza extrema, este sueño está vetado para Kathia Rodríguez, de 15 años, quien vive en la comunidad Rincón de La Palma, Penonomé, Coclé.

Su frágil figura y su baja estatura no son propias de una joven de 15 años, ya que aparenta tener aproximadamente ocho. Sin embargo, esto no es impedimento para que todos los días asista al Colegio Ángel María Herrera, ubicado en el centro de Penonomé. Ella es consciente de que solo estudiando podrá llegar a ser alguien en la vida y así mejorar las condiciones de pobreza extrema en que vive.

En la casa de esta quinceañera, la pobreza es palpable, a pesar de que la vivienda es de bloques, el piso es de tierra y las camas tienen por colchón pedazos de cartones.

En la estufa lo único que había de comer era una olla llena de café, y es que cuando hay comen y cuando no, Kathy se tiene que ir para la escuela con el estómago vacío.

Un tanto desconcertada, Gladys Valdez, de 45 años, madre de Kathy, explicó que a los 14 años a su hija le realizaron una serie de exámenes que determinaron que la niña necesitaba hormonas de crecimiento.

Lo que más le preocupa es que no tienen ni para comer, menos para comprar las hormonas que necesita su hija.

Pero el problema se agrava aún más, porque de los nueve hijos que tiene esta humilde mujer, cinco de ellos están en la misma situación de que no tienen el tamaño que requieren sus edades.

En medio de tantas penas, una luz de esperanza llegó a la vida de esta joven cuando fue considerada como debutante 2011 por la Fundación Niños Felices, que todos los años hace realidad el sueño a niñas pobres del país, de poder tener una fiesta de quinceaños. El próximo mes de septiembre, esta fundación hará realidad el sueño de varias niñas, para ello necesitan mucha ayuda de todos los que quieran extenderles una mano.