Gente sencilla y con un gran ánimo de ayudar es algo difícil de encontrar, pero si la buscamos, allí estará. Este es el ejemplo de Roselvis González de Nero, una mujer a la que le gusta verse bien y lucir regia para atender a sus clientes, pero que a la vez es desprendida y apoya a personas de escasos recursos.
A sus 40 años, ha llevado una vida caracterizada por un gran deseo de superación, que además proyecta en la iglesia de Villa Zaíta, adonde apoya moral, social y espiritualmente a gente humilde que se congrega en la parroquia.
Hace 11 años tuvo la iniciativa de formar una empresa que brindara trabajo a mujeres que no tenían cómo continuar adelante en su hogar, con sus hijos, porque nunca habían trabajado y nadie les daba la oportunidad de un empleo. Empezó por instalar un kiosco de verduras que, con el transcurrir de los años, se fue mejorando y actualmente es un restaurante, refresquería y frutería en la entrada de Villa Zaíta, Las Cumbres.
Roselvis señala que está orgullosa por lo que hace, fue madre y maestra para sus primeras trabajadoras y siempre ha sentido el aprecio, apoyo y colaboración de ellas. Confía en Dios en que seguirá por varios años con este negocio para seguir ayudando a los que más lo necesitan.
LOGROS
Ser madre, maestra y microempresaria es su mayor orgullo. Su restaurante abre de domingo a domingo.
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