Es un trabajador incansable. Desde hace 15 años José Rojas se gana la vida en la entrada de la escuela Pedro J. Sosa, ubicada en Calidonia, vendiendo platanitos y chicharrón frito.

Pero antes de dedicarse a esta faena trabajaba como guardia de seguridad, pero por los peligros de esta profesión y por el salario que no era para nada alentador, decidió que tenía que buscar otra actividad para llevar el pan a su hogar.

Es así que inicia la aventura este pequeño empresario, quien relató que tenía un fondo de B/350.00, que había ahorrado con mucho esfuerzo, y con eso compra la carretilla con la que llevaría el sustento a sus hijos.

Aunque parezca una tarea fácil, no es así, pues por vivir en Pacora representa levantarse a las 3:00 a.m. para ir al Mercado de Abastos a comprar los plátanos y el puerco para poder estar muy temprano en su puesto.

Sus mayores clientes son los estudiantes de la escuela Pedro J. Sosa, y como aún no inician el año escolar sus ganancias han mermado considerablemente, a pesar de esto no desmaya, pues sabe que pronto su suerte cambiará.

Para este humilde trabajador lo más importante es llevar el sustento a sus cuatro hijos, a los que con mucho sacrificio envía todos los días a la escuela, para que así puedan tener el futuro brillante que él no pudo tener.

Una de las cosas que siempre procura hacer es tener su carretilla limpia, pues por experiencia sabe que para los clientes lo más importante es la limpieza.

Por el futuro no se preocupa, ya que lo más importante es que Dios lo mantenga saludable y seguir trabajando todos los días, pues es la única fuente que sustenta el hogar.

Mientras su situación económica mejora, seguirá laborando con la misma pasión que pone a todo lo que hace, por eso es que su clientela lo encontrará todos los días afuera del plantel vendiendo sus platanitos, chichas y chicharrones.

PRECIOS

Los precios son de pueblo, la bolsa de platanitos solo cuesta 30 centésimos y el chicarrón un "cuara".