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Luchan por no perder su cultura
Las mujeres visten su paruma (falda). (fotos: Hermes González /EPASA)

Odalis Orozco | DIAaDIA

Aunque viven alejados y olvidados, los emberá- wounaan no escapan de la intromisión e influencia de otras culturas dentro de la suya, pero los más viejos luchan para que no se pierdan.

El pueblo emberá y el wounaan se diferencian sólo por su lenguaje. Pero sus costumbres y tradiciones son similares, como sus vestidos, viviendas, ritos y artesanías.

SU VESTUARIO

Las mujeres ya no llevan al descubierto el busto, ahora siempre lo tienen cubierto, y los hombres visten con pantalón y camisas. Las mujeres dejaron atrás el uso de la paruma (falda) con sus collares, sin cubrirse los senos, mientras que los hombres olvidaron su guayuco, que cubría únicamente sus genitales. Las personas más adultas usan aún el vestuario tradicional, pero los niños se resisten a usar el guayuco.

Durante la visita de DIAaDIA a varias comunidades habitadas por esta etnia, no se observó al sexo masculino utilizar el guayuco, salvo un anciano de una de las poblaciones del área comarcal en la provincia de Darién.

Las comunidades emberá-wounaan, dentro del área comarcal, se desarrollan a orillas de las riberas de los ríos Tuira, Chucunaque, Tuqueza entre otros. Para ellos es vital vivir cerca de los ríos porque es su medio de comunicación y de transporte entre un pueblo y otro. Ellos usan las piraguas para trasladar sus productos.

Además, los ríos son su única fuente de agua, necesaria para su sobrevivencia, para cocinar, lavar y realizar sus labores habituales.

Los hombres se dedican a la construcción de las piraguas y canoas con madera de espavé, cedro, cedro espino y pino amarillo.

Viven en tambos o casas circulares. Las viviendas son construidas de madera de forma circular, sobre pilotes con techo en forma de cono de hojas de palma.

El pueblo emberá- wounaan es muy laborioso y se dedica también a la agricultura mediante la siembra de arroz, maíz, tubérculos (como el ñame) y su principal cultivo, el plátano.

Asimismo, se dedican a la cacería de animales como el saíno, el conejo pintado, aves exóticas, entre otros, y en sus casas tienen crías de gallinas.

Hacen intercambio entre ellos de los alimentos, como animales por granos o plátanos para poder completar la dieta. Es común ver en su mesa, a la hora de las comidas, como menú principal el plátano sancochado.

SU ARTESANIA

Entre las labores artesanales de las mujeres emberá se destacan el tejido de canastas o cestas y la confección de máscaras. Estas canastas son elaboradas con las fibras de la palma chunga. Las mujeres cosechan y procesan la chunga y elaboran con ellas coloridas cestas de un tejido muy fino y delicado; con otras plantas tiñen la hoja para darles color.

Las canastas son de variados diseños y tamaños, y las máscaras las confeccionan con formas de los animales que habitan en la provincia de Darién. Son muy decorativas y buscadas.

Clemidia Córdoba explicó que le toma de 15 días a un mes terminar una según el tamaño de la máscara o canasta, la más grande le toma tejerla unos 30 días. Son trabajadas con cuidado y los dibujos de las cestas también representan la flora y fauna de la comarca.

El costo también varía, las más pequeñas pueden costar B/20.00 y las grandes desde B/90.00. Clemidia explicó que para ellas llevar el producto para la venta en la ciudad les es costoso, por la distancia. Así que se reúnen varias mujeres a tejer y cuando tienen una buena cantidad, vienen a la ciudad de Panamá a ponerlas a la venta con revendedores. Manifestó que siempre llega uno que otro extranjero a la selva y les compra sus productos, lo que es más rentable porque mantienen el mismo precio.

Otra artesanía trabajada por los emberá-wounaan es la tagua, que es un fruto o semilla del árbol del mismo nombre que se elabora como una escultura en forma de los animales nativos de la selva darienita, la cual es pintada de colores llamativos.

NO SOLO ES ADORNO

Las pinturas geométricas en sus cuerpos no son sólo decorativas, sino de protección. Utilizan el jugo o extracto de la fruta de jagua, que es de color negro, y con esto se pintan la piel. Esta fruta ayuda a proteger la piel de los rayos del sol, la resequedad, las escoriaciones y también aleja los insectos.

Sus actividades son todas al aire libre, en la selva, así que necesitan de las virtudes de este fruto.

Además, esta fruta es de uso comestible, hacen jugos que beben habitualmente en las reuniones en Semana Santa o en algún ritual.

La comarca abarca 500 hectáreas y está dividida en cuarenta y dos comunidades.

La Comarca Emberá-Wounaan fue creada en 1983 a partir de dos enclaves ubicados en la provincia de Darién, específicamente de los distritos de Chepigana y Pinogana. Su extensión abarca 4, 383.5 km² .





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