Pila que pila todas las semanas. (Foto: HERMES GONZÁLEZ /EPASA)
Odalis Orozco
| Darién, DIAaDIA
Qué fácil es tener el arroz en la mesa cuando vives en la ciudad, solo hay que ir al supermercado y listo.
Sin embargo, las mujeres Emberá-Wounaan desde muy temprano empiezan la faena para su preparación. Luego de haber ido a cosechar el arroz, ellas tienen que pilarlo hasta que el grano salga de su cáscara.
Seguido lo ventean en una batea para separar los granos pulverizados y la cáscara. Este procedimiento lo realizan varias veces, hasta que el producto esté completamente limpio.
Mayré Casama reside en la comunidad de Marrangantí, en la Comarca Emberá-Wounaan, y realiza esta labor cada semana para llevarlo a la mesa de su familia o también para la venta.
A sus 16 años, ya tiene una bebé de ocho meses. Esta es una de las actividades que efectúa esta mujer diariamente, a quien también le corresponde alimentar a sus pollos, sembrar diferentes productos que le sirvan para su alimentación, lavar la ropa en el río, así como limpiar y preparar el animal que cazó su esposo.
Esta rutina diaria es repetitiva en cada una de las mujeres Emberá-Wounaan.
Los hombres se van de caza o a sembrar, mientras ellas en sus hogares hacen las labores. Pero también hay otras que los acompañan a los campos y a la par, con machete en mano y azadón, comienzan la siembra y la cosecha.
Mayré no se queja, es feliz por el trabajo que desempeña en casa y el apoyo que da a su esposo, pues para eso la han preparado.
Es dura su labor diaria, pero no hay tiempo de pensar en el descanso o lo pesado de su carga, porque hay que llevar algo a la mesa para su esposo y su pequeño, que no deja de atender mientras hace su trabajo.