
Amado tiene más de 20 años en el mercado de la 5 de Mayo.
Amado tiene más de 20 años en el mercado de la 5 de Mayo.
Amado tiene más de 20 años en el mercado de la 5 de Mayo.
Tiene clientes fijos.
Repara todo tipo de calzado.
Aquí, en su pequeño taller.
Amado tiene más de 20 años en el mercado de la 5 de Mayo.
Tiene clientes fijos.
Repara todo tipo de calzado.
Aquí, en su pequeño taller.
Amado tiene más de 20 años en el mercado de la 5 de Mayo.
Tiene clientes fijos.
Repara todo tipo de calzado.
Aquí, en su pequeño taller.
Amado tiene más de 20 años en el mercado de la 5 de Mayo.
Tiene clientes fijos.
Repara todo tipo de calzado.
Aquí, en su pequeño taller.
Amado tiene más de 20 años en el mercado de la 5 de Mayo.
Tiene clientes fijos.
Repara todo tipo de calzado.
Aquí, en su pequeño taller.
Él expresó que gracias a Dios, siempre ha tenido sus clientes, quienes le piden el tipo de modelo quieren, y su buen trabajo habla por sí mismo.
“Fue un señor quien me enseñó a hacer las sandalias”, manifestó Amado, que en su pequeño taller pasa todos los días reparando y haciendo zapatos con lo que lleva el sustento a su casa. “Lo mejor de todo es que aquí muy cerca está mi esposa, quien confecciona lindas polleras”, dijo el comerciante.
Pero a través de los años, uno de los problemas de confeccionar zapatos de cuero es que esta materia prima ha subido de precio y así mismo los productos. “Hacemos una que otra oferta cuando lo piden los clientes, pues hay que comprenderlos que el precio del cuero subió”, dijo Amado.
Un vivo ejemplo que mostró fue unas sandalias para hombre que cuestan $30.00 y hace seis años estaban en $15.00. Explicó que actualmente compran la libra de cuero en $4.00 y que también el pegamento subió de precio al igual que las hebillas.
Con el pasar de los años, este comerciante se ha dedicado a preservar las tradiciones folclóricas a través del arte de confeccionar babuchas para las polleras en los colores que usted desee. A la vez, crio y educó a sus dos hijas, que hoy trabajan.
Amado expresó que trabajará el cuero hasta cuando Dios le dé fuerzas, porque es una manera de desestrezarse.